Cuando hablamos de salud mental nos referimos al bienestar emocional, psíquico y social que nos permite encarar los desafíos de la propia vida y de la sociedad en la que vivimos. Es la capacidad que cada persona tiene de relacionarse con los otros y con su comunidad, su familia y su entorno en general. Pero sobre todo es un derecho humano.
Si bien históricamente se pensó desde la presencia de la enfermedad, hoy sabemos que la salud mental es mucho más que un padecimiento mental. No es un tema sólo de los psicólogos o de los psiquiatras, sino de toda la sociedad. Esto es así porque nuestra forma de percibir al mundo se construye en nuestra relación con los otros, con nuestra familia, nuestra comunidad, nuestra cultura, etc.
La nueva Ley Nacional de Salud Mental 26.657 sancionada en 2010 garantiza el derecho a la salud mental para todos y el reconocimiento de los derechos ciudadanos de las personas con padecimientos mentales.
Su objetivo es lograr la inclusión social de las personas con padecimiento mental y/o problemáticas de adicciones en la comunidad.
Establece, por ejemplo, el derecho a la atención sanitaria adecuada a través de la red de servicios de salud mental en todo el país. De este modo se deja atrás el viejo paradigma de atención a través del encierro y la exclusión en manicomios.
Otro gran avance de la Ley es que incluye las problemáticas de adicciones como parte integrante de las políticas de salud mental. Así las personas con uso problemático de drogas, legales o ilegales, tienen todos los derechos y garantías que se establecen en la Ley en relación con los servicios de salud.
De esta manera se reconocen explícitamente a las adicciones como un problema de la salud pública.
Fuente: Ministerio de Salud de la Nación